Y él se fue. Un buen día alguien lo llamó , cogió sus cosas y se fue a la estación de tren. Sin avisar a nadie,sin despedirse. No le costaba trabajo irse,no tenia nada que lo retuviera ahí, si no mas bien lo contrario,tenia que irse de allí,tenia que alejarse de todos los sentimientos,de todos los recuerdos e incluso hasta un poco de si mismo. Si alguna vez tuvo ese miedo que te hace dudar,no lo demostró. Se mostraba impasible. Así como si no tuviera corazón o lo tuviera mas bien congelado. Al llegar al al andén para esperar a que llegara el tren,él dejo las 2 pequeñas maletas a cada lado de su cuerpo como si fueran dos barras que le ayudaran a no caerse,a mantenerse en equilibrio. Entonces, estando allí, miro con melancolía a sus pequeñas maletas,o maletines,según se mirara. Ellas contenían sus largos y duros 10 años que había permanecido allí y sí, eran tremendamente pequeñas, pero contenían todo lo que deseaba conservar. Miro el reloj un tanto molesto,el tren se retrasaba. Quería irse cuanto antes. En ese momento,quizás sintió un poco de tristeza por irse pero si apareció rápido,mas rápido se fue. El tren terminó por llegar y con un buen paso,se apresuró a subirse,dejar las maletas arriba de su asiento y acomodarse en él. Poco a poco,el tren comenzó a llenarse de gente. No estaba lleno,pero tampoco vacío,aunque quizás eso sí lo estaba él. No había nadie en su vagón y eso de alguna forma le reconfortaba. El tren estaba cerrando sus puertas cuando alguien entró rápidamente,justo en su vagón. El sonido de unos tacones rompieron el silencio tan bien apreciado por él, que sostenía su mirada fija en el libro que llevaba en sus manos. Libro que se había llevado para leer en el trayecto. Y mientras él,ponía una mueca un poco molesta, ella paso por su lado,dejando su aroma impregnando el aire. Aire que iba a parar a todas partes y que,caprichoso, se mantuvo un poco mas donde estaba él. Inconscientemente,inspiró ese aire,impregnándose así de ese aroma también. Levanto la vista y la posó en la ventana que tenia a su derecha y soltó un largo suspiro. Sin quererlo,la contempló. Ella estaba en el asiento que quedaba a su izquierda,con la mirada puesta en un libro. Tenia una larga melena negra y estaba concentrada en la lectura. Una de sus manos sostenía el libro,la otra, rizaba un mechón de pelo nerviosamente de un sitio para otro con el dedo. Una manía,e incluso con eso la hacía guapa,interesante. Deslizando la vista para abajo,se notaba que era delgada,llevaba puesto un traje azul,parecía ajustado,pero perfecto para un cuerpo así. Sí,era realmente guapa. Ella,como intuyendo lo que estaba pensando él,levantó la vista. Sus miradas se cruzaron y Ella sonrió. Él no pudo evitar sonrojarse,y mostrar también una sonrisa pero apartó la mirada rápidamente y se volvió a concentrar en la lectura de su libro. Él no podía permitirse eso,no podía permitirse sentir nada por nadie. Él no necesitaba a nadie en su vida y menos algo que pudiera hacerle daño. Aparte, era una desconocida,como todas,era absurdo pensar aquello. Después de unas 2 horas de viaje y 4 paradas, él, que estaba absorto en su libro,percibió como ella se levantaba y se sentaba frente a él. Levanto los ojos de su libro.
– Perdona, he visto que leías el mismo libro que yo, ¡Qué casualidad!. ¿ Le está gustando?.
Sin cambiar de expresión y con una tranquilidad increíble,casi como si le costara un esfuerzo enorme contestar. Él dijo
-- Sí, es una casualidad,pero las casualidades existen ¿no?. Me gusta bastante,lo he leído muchas veces. Espero que también le este gustando.
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